Ernesto Rodríguez Abad

España

Es director del Festival Internacional del Cuento de Los Silos, su pueblo natal. Estudió Filología Hispánica y Francesa. En la actualidad, es profesor en la Universidad de La Laguna.

Cuenta con una amplia proyección internacional: ha publicado en países latinoamericanos como Brasil, Colombia o México y recibido premios en Túnez, Ecuador o Argentina. El teatro, la narración oral y la escritura han marcado su vida artística. Es codirector de la revista Mnemósyne.

Su larga producción narrativa lo convierte en un autor de relevancia también en el ámbito nacional, además de una de las figuras más reconocidas de Canarias. Dos de sus obras más recientes son el libro álbum infantil Soy un dinosaurio (2020) y la novela juvenil Lazos de humo (2021).

Entrevista con Ernesto Rodríguez Abad

1. Si no fueses escritor ni profesor universitario, ¿qué te gustaría ser?

Me gustaría trabajar cerca de la tierra y de las plantas. La jardinería siempre me ha parecido algo cercano a la poesía. Además los jardines están hechizados de palabras, de mitos, de personajes mágicos. El jardinero embruja la naturaleza, la domestica, la transforma en arte para recreo y reflexión de quienes lo visitan o la habitan.

2. No puedes vivir sin…

La idea de caminar en busca de ideales. No puedo vivir sin sentir que la quimera es necesaria, como diría Eduardo Galeno, para caminar. No concibo la vida sin caminar hacia algo.

3. ¿Es distinto escribir para niños y para adultos?

Las características de los textos dirigidos a la infancia son necesarias para clasificar, estudiar o trabajar en la escuela. Escribir para niños es simplemente escribir. Es un compromiso con el arte, con la palabra, con la literatura. Los lectores infantiles saben navegar con libertad por la poesía. Tienen alas y eso permite a los escritores también volar.

4. ¿Qué te ha confiado Diego Pun en secreto?

Diego Pun me habla al oído. Habla mucho, sin parar. Me regala palabras. A veces, las inventa; a veces, las roba de otras lenguas, de otros lugares… Él me confió el secreto que lo convirtió en constructor de mundos mágicos.