Gastón Hauviller en @cuentoslossilos

https://diegopunediciones.com/producto/anoche-me-sone-dragon/“La literatura es como la cocina: mismos ingredientes, resultados distintos”
El ilustrador argentino lanza ‘Anoche me soñé dragón’, un
libro acordeón que edita Diego Pun

Gastón Hauviller nació en el año 1977 en un pueblo cercano a Buenos Aires. Desde pequeño mostró un temprano interés por el arte del dibujo, que fue perfeccionando en su etapa de adolescente. Fue en ese momento cuando empezó a crear sus primeras historietas, inspiradas en amigos de su entorno y en personajes fruto de su imaginación. Desde hace un par de décadas se dedica a la ilustración editorial y, además de exponer sus obras, firma sus propios libros en solitario. Ha publicado en países como China, Francia, Estados Unidos y México, entre otros. Ahora se suma al catálogo de Diego Pun Ediciones con Anoche me soñé dragón, un libro acordeón que despertará la curiosidad de pequeños y mayores.

En octubre se ha dejado ver por la Feria Liber

“Hice este viaje a España aprovechando que me habían invitado al Festival de Cuentos de Los Silos, en Tenerife, que se celebra en noviembre. Ya que cruzaba el charco, no quise perder la oportunidad de visitar algunos lugares de la Península. En la Feria Liber, que este año se celebraba en Madrid, me encontré con mi editor, Cayetano Cordovés, y pudimos comentar el libro en persona. Había un ejemplar de muestra y me llegaron muy buenos comentarios de muchos colegas y asistentes”.

De hecho, se sumó a la familia de Diego Pun gracias a un evento similar.

“Nos conocimos en la Feria del Libro de Guadalajara, en México. La Feria Liber está más orientada a poner en contacto a editoriales, distribuidoras y librerías. Pero hay otras que sirven como punto de encuentro entre autores y editores, como también sucede en la Feria de Bolonia. Lo bonito de estos eventos es que lo más provechoso para todas las partes ocurre en los pasillos, tomando un café. Es muy espontáneo. Yo conocí a Cayetano por recomendación de un amigo mío, el escritor mexicano Adolfo Córdova, también publicado en España por Diego Pun Ediciones. Y tenía este proyecto aparcado desde el 2019, antes de la pandemia”.

¿Cómo se gesta el proyecto de un libro acordeón?

“Me gusta narrar con todos los elementos del libro y el formato es uno de ellos. Hay algunas historias que precisan una lectura lineal, página a página. Otras permiten una doble lectura, en formato capicúa, que se puede leer de atrás hacia adelante y viceversa. Y, en este caso, me pareció que el acordeón me permitía combinar todas las capas del libro. Durante el proceso necesito ver físicamente lo que estoy haciendo. Cuando vi el arte (casi) final, preparé la chaqueta a modo de portada. El acordeón me parece la forma más idónea porque a lo largo del libro voy proporcionando todos los ingredientes para cocinar un dragón. Además, creo que invitará a jugar con él, a manipularlo y a tocarlo, tanto a niños como a adultos”.

¿La literatura es como la cocina?

“Me gusta mucho cocinar. De hecho, uno de mis libros trata sobre la clásica cocina de la abuela. Confieso que rara vez uso receta. Prefiero experimentar. En Anoche me soñé dragón me interesaba esto mismo. Me sentía atraído por la idea de mezclar los mismos ingredientes en distintas proporciones. En la cocina, nunca hay un plato igual a otro. Y con las personas ocurre lo mismo. Heredamos los ojos de nuestro abuelo, la nariz de nuestra madre, las orejas de un tío, pero al final somos nosotros mismos. En el libro está muy presente la cuestión de la identidad, de lo que nos hace diferentes dentro de un régimen de igualdad”.

¿De dónde viene la idea?

“Me ocurre que no busco un tema en concreto, sino que empiezo a trabajar sin saber de lo que estoy hablando. En este caso, se me pasó por la cabeza la imagen de una criatura. Entonces decidí que en algún momento debía hacer algo con un dragón. Además, me fascina el libro objeto. Mi maestro solía decir que aunque es el autor el que empieza a dar forma una idea, llega un punto en que la obra habla por sí sola y te pide cosas. Yo me dejo guiar por lo que demanda cada libro, por su musicalidad. Es lo que decía Gianni Rodari en su Gramática de la fantasía: hay que ir del cómo al qué, ida y vuelta”.

Cada cara del libro está coloreada de distinta forma.

“Así es. Una de las caras está en blanco y negro. En la otra hay una explosión de color. Aunque, en realidad, la paleta es muy reducida. Es una de las restricciones que me impuse. Mis ‘ingredientes’ eran solo ocho animales, así que jugué con el mismo número de colores. Parecen pocos elementos, pero había momentos en que incluso yo me sentía abrumado. Tengo cierta tendencia a desarrollar un trabajo muy complejo para que al final acabe pareciendo lo más sencillo posible en su lectura”.

¿Qué puede contarnos sobre la técnica?

“Para este libro usé la técnica digital porque cada cara mide 2,20 metros. En espacios de unos 20 centímetros, tuve que ubicar los ocho personajes más el dragón en el medio. En el fondo también fui cambiando de escenografía porque buscaba elementos de cada ecosistema, desde los desiertos hasta los mares. Eso era muy complejo de ajustar. Para la parte en blanco y negro empleé el esgrafiado, una técnica de raspado. En las zonas de color, me decanté por tintas finas. Por otro lado, la textura de la trama es muy especial. Es un poco rugosa. Recuerda a las escamas de un dragón”.

¿Fue duro el proceso de trabajo?

“El trabajo ha sido muy, muy fino. Cuidamos todos los detalles. Para mí es muy importante sentirme respaldado por el equipo. No creo en la originalidad, el arte es siempre un proceso colectivo. Agradezco profundamente a los editores Cayetano Cordovés y Ernesto Rodríguez Abad, así como a Iván Marrero, el maquetador, por su trabajo y por apoyarme en todo momento. Cuando vimos la primera muestra empezamos a recoger los frutos de un trabajo muy complicado y duro, pero también muy cuidado y bien hecho. Todos hicimos un salto de fe”.

Una de las caras recibe el influjo de la tradición oriental, mientras que otra tiene el espíritu latinoamericano del bestiario. ¿Quiénes han sido sus referentes?

“Me gusta mucho El libro de los seres imaginarios, de Borges. En formato álbum, destacaría el Animalario universal del profesor Revillod, ilustrado por Javier Sáez Castán. Mi maestro, Roberto Gatti, fue con quien hice mis primeros libros y siento una profunda admiración por él. También me encantaba Carlos Nine. Casi me preocupa más el dibujo que la pintura, le doy mucha importancia a la línea. En cuanto al orientalismo, me interesa la cultura japonesa desde hace muchos años. Tanto la estética como la literatura, desde los haikus de Basho hasta las películas de Miyazaki, pasando por la novela de Murakami. Me atrae por lo misterioso, por lo diferente”.

Los dragones son una de las figuras más socorridas de la cultura popular. ¿Cómo reapropiarse de ella?

“Siento que la universalidad del dragón me acerca a los lectores. No sé si el libro funcionaría con una criatura completamente inventada, con un nombre nuevo. El mito del dragón aparece en muchas culturas alrededor del mundo, desde la serpiente emplumada en México hasta el dragón chino. También en la cultura celta, la mitología nórdica e incluso el imaginario catalán. Quizás el dragón es ese puente que atraviesa Oriente y Occidente. Lo malo sería que yo quisiera imitar la estética japonesa. En el proceso uno debe apropiarse, como bien decís, debe hacer suyo ese dragón. Lo que debe lucirse es el libro en sí, no el autor. A veces hago dos o tres versiones de un mismo cuento. Crear pasa por saber también cuándo renunciar al propio ego y no encapricharse con algo que no aporta nada de valor a la obra”.

Las imágenes se bañan en un profundo onirismo que crea un aura poética.

“Me acerqué a la psicología después de leer La interpretación de los sueños de Freud con catorce o quince años. El psicoanálisis ha influenciado todos los ámbitos del arte. No hay más que pensar en Dalí. Lacan también es otro de mis referentes del psicoanálisis. Me interesa mucho el relato visual del sueño. Es muy difícil ponerlo en palabras, hay muchos cortes, aflora el inconsciente, entrechoca lo que vemos con lo que sabemos. Todos vamos a beber alguna vez del río de Jung porque es uno de los autores más místicos de entre los occidentales. Pienso en su noción del arquetipo universal, perfectamente extrapolable al mito del dragón”.

Para más información PINCHA sobre el libro

Anoche me soñé dragón. Diego Pun Ediciones Gastón Hauviller

Entrevista realizada por Ricardo Marrero Gil

 
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