La polaca Joanna Concejo escribe e ilustra la nueva obra de la editorial tinerfeña Diego Pun

Se trata del segundo libro que edita con Diego Pun ediciones. El primero fue El Señor Nadie. ¿Cómo conoces la editorial?
Nos hemos conocido en Bolonia hace unos años. Fue a través de ilustrador mejicano Gabriel Pacheco porque él también ha publicado con Diego Pun, con Cayetano Cordovés.
¿Cómo surge la idea de editar M como el mar?
El libro empezó como todos los libros que hago, casi todos, porque yo soy más ilustradora que escritora. Las ilustraciones son impresiones. No es una narración donde ocurre algo, son impresiones como fotos. Por lo que fue complejo encajar el texto de otro autor hasta que dije: “está bien, tengo que escribirlo yo”. Esa fue una parte muy, muy difícil. Lo más difícil del libro.
¿Y por qué este título? M como el mar.
Es así porque el texto lo he escrito al inicio en polaco. Siempre escribo en polaco la primera versión de los textos que hago. Luego hago la traducción al francés y luego ya sigue la cosa, ¿no? En polaco hay muchas palabras importantes para mí, importantes también en ese texto que empiezan con la letra m, como mar, como mamá, como otras palabras que en español no empiezan con la letra m, pero en polaco sí. También los nombres de mis hijos empiezan con la letra m.
Si tuviera que explicarle a alguien que no conoce de nada su obra, ¿qué le diría sobre M como el mar?
El libro habla de un momento que todos hemos tenido en la vida, que es el paso de cuando somos niños, crecemos, empezamos ser un poco más viejos, pero todavía pequeños. Ese paso a la adolescencia es un momento un poco complicado. Es un libro para todos los niños que tienen que hacer ese paso y para todos los padres y madres que tienen que acompañar en esa transición.
¿Considera que es su libro más personal?
Los cuatro libros que he escrito son muy personales. En M como el mar, por ejemplo, para dibujar el personaje del niño, he cogido las fotos de familia y he dibujado a mi hijo. Es él. Solo he cambiado el color de los ojos. Para escribir el texto también me ha servido observar a mis hijos crecer y acordarme de cómo fue esa etapa de crecimiento para mí. De lo que yo sentí, de lo que pensaba siendo a esa edad más o menos. Digamos que es una mezcla de los tres: mis hijos y yo. Por eso es muy personal, sí.
Al observar el libro inspira mucha delicadeza, cuidado y tiempo. Los trazos de las ilustraciones son sumamente cuidadas. ¿Su proceso de creación es sinónimo de cuidado?
La técnica requiere esa lentitud y atención, digamos. Y me gusta tener todo ese tiempo dibujando una sola imagen porque mientras estoy dibujando esa imagen, en mi cabeza puedo proyectar ya otra ilustración. El tiempo me sirve para esto también, para pensar tranquilamente la siguiente. Pienso que cuando dibujo con mucha atención, con todo ese tiempo, a lo mejor el lector también puede quedarse un poco más con la imagen. A mi cabeza le inspira ese tiempo de pausa.
Procede de Polonia, una tierra de lagos, de agua dulce… ¿qué le sugiere el mar?
¡Ay, el mar! Conocí el mar cuando ya tenía unos 14 ó 15 años. Efectivamente, soy de una tierra donde hay muchos lagos y muchos ríos. Los polacos siempre me dicen que no saben para qué ir al mar, tenemos el agua aquí y todavía mejor porque es dulce. Pero el mar me gusta mucho, me impresiona… pero yo soy más de ríos y de lagos, mucho más que del mar. Con el mar no me siento en casa, me siento en casa dentro de un lago que es un poco más pequeño. Es muy grande el mar.